jueves, 15 de enero de 2009

Cómo lo extraño


Y pensar en lo diferente que era mi vida hace un par de años, y no es que halla pasado algo radical que la cambiara completamente, no, pero valla que las cosas han cambiado y no sé si para bien o para mal .

Aún tengo algunos recuerdos vívidos en mi memoria, escenas de mi niñez, cosas que de alguna forma quisiera repetir, extraño esas salidas a la calle con cualquier pinta ; onda sales con lo que llevas puesto, no te importa si vas chascona o si tu buzo deportivo tiene manchas de dulces o pasta de dientes o si tus zapatillas de guerra van desabrochadadas ¿ qué importa? Feliz salías a buscar a tus amigas del barrio, a jugar a saltar la cuerda, hacer tortitas de barro, correr hacia al parque más cercano y columpiarse hasta que te duelan las manos. A veces extraño las veces que entre todas mis amigas hacíamos un tipo de "vaca" juntábamos todos los pesos que teníamos y partíamos juntas a la tienda a ver qué cosa alcanzaba para todas, ¿ Y ahora? ¿tu crees que tus amigos harían eso otra vez? Claro que si, pero si prometes que luego lo devolverás. Y entre tantas cosas que extraño de mi niñéz están los infaltables cumpleaños, con sólo la llegada de la carta de invitación pasabas nerviosa toda la semana hasta por fin estar allí, ves a cualquier niño y te pones a correr, al cabo de unas horas conoces a todos y todos son amigos , que fácil se te hacía conocer gente... ¿ Y ahora? Si no te presentan al compadre tú ni por casualidad te acercas a preguntarle si quiere jugar a algo. Son tantas las cosas que de chico te atreves hacer, en parte es eso lo que extraño, esa clase de inocencia que te acompaña durante un tiempo, es esa desinhibición que te permite hacer lo que se te antoje, esa clase de mente que te hace soñar e imaginar cosas de otro mundo. Esa misma mente que unas décadas más tarde no te deja más que pensar en preocupaciones, responsabilidades, quehaceres, esa misma mente que sólo 10 años más tarde te hace cuestionarte el cómo te ven los demás, el qué pensarán de ti, el cómo debes portarte. Pero en fin, quizás no todo sea tan malo, no me quejaré mal no la paso, pero no puedo negar que la mejor época de la vida es la niñez.

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