martes, 4 de mayo de 2010

Herida


Triste está la luna,
el cielo llora,
y no me deja oir tu voz.
Mi corazón apuñalado
necesita curación,
y mis ojos llueven
sobre la herida,
intentando suavizar el dolor.
¿De quién es el puñal
que ya no me deja respirar?
Es del pasado; que en mi alma
este cuchillo de doble filo
ha clavado, y que a la hora de amar
límites ha marcado.
Acércate, puedo oirte,
no te veo aún,
pero que seas tú, quien
reconstruya mi corazón
hecho pedazos.

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